Alfredo Martinez Sanchez

©Alfredo Martinez Sanchez (2017-2023)

jueves, 1 de febrero de 2018

El saber de no hacer lo que te apetece y de hacer lo que no te apetece

No me refiero a las constricciones normales de nuestra vida social y laboral, ni a la mera capacidad de postponer la recompensa inmediata para obtener ventajas a medio y largo plazo. Más bien, se trata de decisiones plenamente conscientes que tienen que ver con la exploración de nuestras inclinaciones y de nuestras aversiones, con la exploración del significado de "apetecer" y de "no apetecer", y con  profundizar en la comprensión de la naturaleza de nuestros hábitos, deseos y tendencias.

Hay mucha sabiduría encerrada en no hacer lo que nos apetece, así como en hacer lo que no nos apetece. Hay mucho que aprender de esas opciones, pero parte de esa sabiduría radica también en ser conscientes de sus riesgos y discernir cuándo pueden ser un error. La clave está en tener control real sobre ellas. Cuando se deben al  miedo, a la evitación, o al control que ejerce otra persona, entonces puede ocurrir que no aporten sabiduría sino ignorancia y dolor.

Y recuerda: No todo lo que te hace sentir bien te hace bien.

EJEMPLOS:
-Podemos sentir el impulso de hacer algo (como coger el móvil o coger un cigarro para fumar) y decidir no hacerlo o, al memos, postponerlo unos minutos, mientras observamos qué está pasando por nuestra mente y/o en nuestro cuerpo.
-Conectados con el caso anterior se encuentran los "liberadores de hábitos". Podemos tratar de hacer cosas diferentes a las habituales o de una manera diferente a la habitual. ¿Para qué?
Pues, por ejemplo,
-para mejorar nuestra flexibilidad psicológica,
-para ampliar nuestra perspectiva,
-para aprender sobre nuestros hábitos y nuestros automatismos,
-para extender nuestra experiencia,
-para refrescar nuestra mirada,
-para facilitar y expandir la conciencia (al hacer conscientemente algo que normalmente hacemos sin prestar atención o en "piloto automático", o algo que damos por supuesto).
-Otro ejemplo lo proporciona la DBT (Dialectical Behavior Therapy: la terapia dialéctica conductual de M. Linehan), una de cuyos elementos (habilidades) consiste en identificar la emoción que experimentamos, junto al deseo o el impulso asociado a esa emoción, y actuar de manera contraria. Por ejemplo, en el caso de la tristeza, podemos sentir el impulso o la tendencia a aislarnos, la acción contraria sería pedir ayuda o acercarse a la gente (este fenómeno es reconocido prácticamente por cualquier psicólogo). En el caso de la ansiedad, la tendencia sería escapar de la situación que provoca la ansiedad y evitarla en el futuro, la acción contraria sería permanecer en la situación y colocarse en ella en el futuro. Aquí podemos apreciar cómo este "saber" se materializa en prácticas (auto)educadoras y/o terapéuticas (que también pueden observarse en otros modelos psicoterapéuticos).

-Sheri Van Dijk aboga por este tipo de actitud en Calming the Emotional Storm: "For some reason, many of us seem to believe that we have to feel a drive or desire to do something before we can do it; if we don´t feel like doing it, then we can´t" (p. 148). "...[Y]ou have to throw out the idea that if you lack motivation for something, you shouldn´t do it! Especially when your mood is low or you have problems with anxiety or anger, you can´t wait to feel like doing things" (p. 149).

-Un caso algo distinto es el de las prácticas estoicas tendentes a fortalecer el carácter y desarrollar el autocontrol (que también manifiestan esa dimensión educadora).

-Sonja Lyubomirsky en su libro Los Mitos de la Felicidad nos ofrece un ejemplo sobre las relaciones de pareja al comentar la posibilidad de un "exceso de positivismo": "las parejas conflictivas necesitan controlar y reconocer sus problemas (aun cuando hacerlo les ocasione malestar o insatisfacción de manera pasajera) para poder abordarlos" (p. 71).


Por último, subrayar que se trata de una práctica deliberada y plenamente consciente, basada en decisiones, que no debe convertirse, por tanto, en una excusa para ceder el control sobre nuestra vida.


* Algunas de las ideas que Joseph Goldstein y Jack Kornfield menionan en torno a la noción de renuncia conectan directamente con la propuesta de esta entrada del blog:
- "Pero, además de renunciar a aquellas acciones que no resultan útiles ni saludables, también debemos ejercitar la renuncia para no identificarnos con nuestros temores y nuestras inhibiciones".
-"Una mente incontrolada se parece a un niño caprichoso que se halla siempre presto a las rabietas y los antojos. Pero lo que ciertamente necesita, en uno y otro caso, es acometer de manera amable la disciplina de comprender que, en ocasiones, lo más apropiado es decir no [...], nosotros tampoco tenemos por qué consentir cada deseo y cada impulso que aparezca en nuestra mente". Y añaden una significativa puntualización: "Tenemos que aprender a decir no a nuestra mente de un modo amable y jovial" (Vipassana, pgs. 170 y 171).

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