Alfredo Martinez Sanchez

©Alfredo Martinez Sanchez (2017-2023)

martes, 24 de octubre de 2017

La Insula y la Amígala

Se trata de dos áreas cerebrales ubicadas en el interior de ambos hemisferios que están entre las favoritas de los medios de comunicación (sobre todo la amígdala) y que parecen ser bastante relevantes con respecto a la meditación.

LA AMÍGDALA
En sus estudios sobre el miedo condicionado (aprendido), el neurocientífico Joseph Ledoux siguió la ruta que recorría un estímulo auditivo condicionado en el cerebro, y encontró que, desde el tálamo, además de la ruta que llevaba al cortex auditivo, había otra ruta que conducía a la amígdala. Esta conexión directa explicaría que se puedan producir respuestas al miedo sin la intervención del cortex (The Emotional Brain). Una parte de la amígdala, el núcleo central, parece ser un elemento importante tanto en el sistema de control de las respuestas autónomas del tronco encefálico (por ejemplo, la frecuencia cardiaca) como en el sistema de control de las respuestas de defensa.
Según Ledoux, la conexión directa con la amígdala y el estudio del núcleo central sugieren que las respuestas emocionales pueden darse sin la intervención de los circuitos cerebrales asociados al razonamiento y a la conciencia.
Dado que la ruta que lleva al cortex conecta también con la amígdala cabe preguntarse por esta especie de duplicación, es decir, la misma información se procesa paralelamente por dos rutas diferentes, una que lleva directamente a la amígala, y otra que llega a la amígdala a través del cortex. La razón sería que la vía directa es mucho más rápida y, aunque no permite identificar el origen del peligro, la rapidez en el aviso sería útil desde el punto de vista evolutivo. La ventaja de la vía más lenta es que, mientras que la vía rápida se limita a informar de que hay "algo" peligroso, el paso por el cortex permite determinar en qué consiste ese peligro (o si realmente es un peligro).
Por otro lado, las conexiones de la amígdala con el hipocampo explican el condicionamiento contextual. Por ejemplo, después de vivir una situación traumática se produce la respuesta emocional simplemente al encontrarse con el mismo contexto o con algún elemento semejante a los que formaban parte del contexto de la situación original (lo que parece tener una clara utilidad evolutiva a la hora de evitar el peligro).
En la amígdala, por tanto, confluye el "input" directo y básico proveniente de los sentidos con la información proveniente del cortex y con la información general (contextual) proveniente del hipocampo (que también está implicado en la memoria). De esta manera, la amígdala tiene una función clave en la evaluación del estímulo y en las respuestas correspondientes.

El papel del cortex (en concreto, el cortex prefrontal medial) se ha puesto también de manifiesto en el debilitamiento de la capacidad del estímulo condicionado para producir la respuesta (extinción).

Ledoux sugiere que la vía directa y rápida puede ser el modo predominante de respuesta en personas con algún tipo de desregulación o trastorno emocional, aunque también indica la posibilidad de un desajuste entre ambas vías o con el sistema del hipocampo (pp. 164, 169, y capítulo 8). 


MINDFULNESS Y LA AMÍGDALA
-Según un estudio realizado por Alan Wallace, la práctica de mindfulness (un programa desarrollado por Wallace llamado Mindful Attention Training) produce una reducción en la actividad de la amígdala como respuesta a imágenes perturbadoras.
Un estudio diferente del laboratorio de Richard Davidson con meditadores avanzados reveló los mismos resultados. La razón propuesta es que sus cerebros tenían una conectividad más fuerte de lo normal entre el cortex prefrontal y la amígdala. Esta conectividad modula la reactividad emocional: a mayor conectividad menor reactividad.
El equipo de Davidson repitió esta prueba utilizando el programa MBSR. En este caso también se produjo un efecto de menor actividad en la amígdala entre los que siguieron el programa, sin embargo, no se detectó el aumento de conectividad que se había hallado entre los meditadores de larga duración (Altered Traits, p. 97).

Es importante señalar que no todo tipo de meditación actúa del mismo modo. Aunque, a veces, se presentan de manera conjunta (o incluso de manera confusa), tanto en términos neurobiológicos como en la tradición budista, compasión y mindfulness son diferentes. Así, mientras que la meditación mindfulness produce reducción en la actividad de la amígdala, la meditación de la compasión genera la respuesta contraria.


LA ÍNSULA
Cuando se afirma que la meditación genera un incremento en la actividad y el tamaño de la ínsula (como hacen Williams y Penman en su obra Mindfulness, p. 58) ¿se están refiriendo a cualquier tipo de meditación?

[en construcción: esta entrada se completará proximamente]
 

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