Alfredo Martinez Sanchez

©Alfredo Martinez Sanchez (2017-2023)

martes, 24 de octubre de 2017

La Respiración

Al inspirar acepta, al espirar suelta
Al inspirar reconoce, al espirar dejar ir
Al inhalar siente tu presencia, al espirar abandónala 
(AMS)

Muchas de las personas que se inician en la meditación se preguntan por el papel central que tiene la respiración. De hecho, hay varios tipos de meditación que o bien eligen otros "objetos" para focalizar la atención (como imágenes visualizadas) o bien son formas no-focalizadas de meditación. Sin embargo, las formas de meditación que buscan la calma mental o la preparación de la mente para otras meditaciones suelen incluir la respiración.

En general, el hecho de focalizar la mente, de concentrarla en determinado "objeto", abre la posibilidad de distinguir entre la concentración y la distracción, y entre el objeto de la concentración y el objeto de la distracción. De esta manera, podemos hacer surgir una forma de metaconciencia, nos hacemos conscientes de la distracción, y cuando nos hacemos conscientes de los contenidos mentales que nos distraen simplemente estamos dando el primer paso en la observación (una forma de metaconciencia) de nuestra vida mental habitual.


¿Pero por qué la respiración?
La respiración siempre va con nosotros, su disponibilidad inmediata es una ventaja práctica. Por otra parte, la respiración siempre se produce aquí y ahora, en el momento presente, cuando llevamos la mente a la respiración la llevamos al presente (y, en cierto modo, nos hacemos presentes).

La respiración está regulada por el sistema nervioso autónomo, esto significa que se trata de una regulación inconsciente, como la del conjunto de la actividad fisiológica del cuerpo (desde la digestión hasta el latido del corazón). Sería un gran obstáculo para la supervivencia si esto no fuera así, es decir, si la respiración dependiera de nuestra intencionalidad consciente. En la meditación de la respiración conectamos diferentes áreas del cerebro, las que tienen que ver con la conciencia y la voluntad con otras que tienen que ver con la regulación inconsciente de la actividad del cuerpo.

La práctica de volver a llevar la atención al objeto de concentración una y otra vez, en cada ocasión que notamos (somos conscientes) de que nos hemos distraido, es un ejercicio mental/cerebral que fortalece determinadas conexiones cerebrales entre la corteza prefrontal y zonas subcorticales, sistemas reguladores que, a nivel inconsciente, mantienen nuestro cuerpo en funcionamiento. 


Como recuerda Kabat-Zinn, la conciencia de la respiración y su enlentecimiento, especialmente de la espiración, aumenta el tono vagal. El aumento del tono vagal parece estar asociado a la tranquilidad, la resiliencia y las emociones positivas, mientras que su reducción suele estar asociada al estrés (Vivir con Plenitud las Crisis, p. 339).

Finalmente, está el peso de la tradición budista. El texto budista clásico sobre mindfulness (Satipatthana sutta) comienza con la respiración.
Otro texto clásico es el Anapanasati Sutta (traducido al inglés como Full Awareness of Breathing, algo así como "mindfulness de la respiración").


Por otro lado, en los últimos años se ha comenzado a estudiar de manera sistemática e interdisciplinar la relación entre emociones y respiración. En particular, destaca la aportación de algunos investigadores japoneses, como Ikuo Homma.
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